jueves, 5 de abril de 2012


Capítulo 2

(*Narra Paola*)

Por fin se habían acabado las clases y podía decirlas adiós hasta dentro de unos largos meses. Me despedí de todas las personas que conocía, en especial de Bea y Mar. 
Mientras iba de camino a casa, saqué mi blackberry como de costumbre y puse una de mis canciones preferidas; my life would suck without you, de Kelly Clarckson.
Iba desprevenida tarareando la canción cuando ví a unos niños corriendo que me llevaron a recordar los mejores momentos de mi infancia. Cuando lo único que te importaba era pasártelo bien con tus amigos y amigas.

Llegué a casa, abrí la puerta, y ví a mis padres y a mi hermana en el salón viendo la tele:
- Cariño, te hemos dejado la comida preparada. La tienes en la mesa – dijo mi padre cogiendo el mando de la estantería.
- Vale, gracias – contesté terminando de quitarme la mochila.
- En cuanto termines nos vamos a casa de los abuelos.

Asentí con la cabeza dirigiéndome a la cocina. Preparé la mesa y me puse a comer. Tortilla de patata, mi plato preferido.
En cuanto terminé, subí las escaleras y me cambié de ropa; me puse unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta de tirantes con rayas blancas y rojas y mis converse rojas. Después cogí lo indispensable: el móvil, los cascos y mi guitarra, siempre la llevo conmigo.
Bajé las escaleras y ví que mis padres y Alicia ya estaban fuera de casa. Cogí las llaves y cerré la puerta.
-¡Eres una tardona! – gritó mi hermana cruzándose de brazos.
-¡Si apenas he tardado diez minutos! Anda, métete en el coche y siéntate enana – dije revolviéndola el pelo y dándole la mínima importancia a lo que me había dicho.
Seguidamente entré en el coche y durante el viaje le dije a mi padre que encendiera la radio. El sabía perfectamente cual era la cadena que quería. Una de música extranjera. No sabía como se llamaba, pero no solía estar nada mal.
Salieron varias canciones; algunas de artistas conocidos y otras que solo conocían las personas de la época mis padres, hasta que los locutores empezaron a hablar en inglés y la música se detuvo:

‘’El grupo de cinco adolescentes One Direction, formado por Liam Payne, Niall Horan, Louis Tomlinson, Zayn Malik y Harry Styles han dejado apartado por un tiempo el trabajo y han decidido pasar unos meses de vacaciones en algún sitio desconocido que nadie sabe.
Y ahora, les dejamos con la canción que ha hecho más famosos a estos chicos. What makes you beautiful ‘’.

Fui la única de los cuatro que logró entender lo que decían.
Empezó a sonar la música y con ella las voces de esos chicos. La verdad, cantaban muy bien. Bastante bien.
La canción me encantó, a si que rápidamente me la descargué en el móvil. Durante el trayecto me dormí y el camino se me hizo corto.

-Paola, Alicia, despertad que ya hemos llegado.
Fui abriendo los ojos poco a poco y me estiré como pude.
Salí del coche respirando aire de verdad, de campo. Donde conseguía olvidarme de todo y hacer como si empezara una nueva vida.
Mi pueblo era perfecto.

Estuvimos con mis abuelos hablando de todo un poco; que tal el instituto, las notas, los amigos, si me había salido algún noviete por ahí… la típica historia de siempre.

Después de aquella larga charla familiar, fui a dar una vuelta por un bosque que estaba a pocos minutos de la parcela donde me encontraba.
No lo puedo evitar y me puse los cascos para escuchar otra de las canciones de esos chicos; One thing.
Sus voces eran totalmente increíbles.
Al llegar a ese terreno lleno de árboles me los quité, y cuando me adentré más empecé a escuchar unas voces que me resultaban familiares. No quería que me viese nadie, a si que me escondí detrás de un árbol y me fui asomando poco a poco.

No podía ser. Eran ellos. One Direction.
El chico rubio de ojos azules estaba sentado mientras tocaba la guitarra, y los demás estaban cantando de pie. No pude evitarlo y mi vista se dirigió al chico que iba con una americana preciosa y que estaba de espaldas. Cuando se giró mis ojos se abrieron como platos, ya que no daban crédito a lo que veían. Era él. El chico que ví cuando estaba en la calle con Bea y Mar, el que no paraba de mirarme y sonreírme.
Cada vez estaba vas perpleja, y para rematarlo, se fue acercando una avispa hacia mí, lo que hizo que no parara de mover las manos y me dí un golpe contra el árbol. Las tengo una gran fobia.
Intenté tranquilizarme y me volví a asomar. Como era lógico, ellos se dieron cuenta de que un fuerte ruido había sonado, a si que eché a correr, no demasiado rápido para que no se dieran cuenta de que alguien había estado allí.

Llegué a otra parte del bosque que no estaba muy alejada de donde venía.
No voy a mentir, tenía gran curiosidad por conocerles, y se me vino una idea a la mente en el momento más oportuno; me senté en un tronco que estaba medio cortado y sin pensarlo dos veces, saqué mi guitarra de la funda y empecé a tocarla, para que poco tiempo después acompañara a la melodía con mi voz.
Me dejé llevar por la emoción y canté como nunca antes lo había hecho, y me olvidé completamente de quién me estuviese observando o escuchando. En esos momentos todo me daba igual. Éramos la música y yo, solo dos.

Cuando terminé de tocar, repentinamente salió una lágrima de mi ojo, una lágrima de felicidad:
- No puede ser. Mierda, he perdido el móvil. Me van a matar.
Me puse a buscarlo como una loca por mis alrededores, pero nada. Mi blackberry no daba señales de vida por ningún sitio. Desde ese momento, supe que la felicidad iba a desaparecer de un momento a otro.
- Guau, con que resulta que la chica de la cara bonita también tiene una bonita voz -.
Lo único que pude hacer en ese momento fue girarme para reconocer aquel chico que me había hablado, el que se suponía que tenía mi móvil y me había escuchado cantar.
Era él, otra vez.
Aquel chico de la calle, el de la americana preciosa, el de los rizos que todas querríamos tocar, el de lo ojos de color raro, pero un raro que me encantaba, el de la sonrisa que estaba caracterizada por esos preciosos hoyuelos.
Me perdí completamente en su mirada, y una enorme expresión de alegría salió de mi cara. Otra de mis mejores sonrisas.

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